«residencia de artista» 2019
Escultura de un árbol de hierro pintado parcialmente y sobre el que instalo una “casa” hábitat improvisado con cartones, que conjuga lo funcional con lo fortuito, dando un aspecto deconstructivo al conjunto.
Elemento que cuestiona con un toque de humor, la precariedad a la que se somete habitualmente a los artistas, que lejos de tener un espacio natural favorecedor al desarrollo de su actividad, se ven con frecuencia obligados a adoptar formulas marginales para subsistir y trabajar.